Juan Ajtzip was the first Mayan director of La Voz de Atitlán, a radio station founded by the missionary team from Oklahoma. He believes that he himself escaped kidnapping, torture, and death during the period of greatest repression during which Rother died, only because an illness had forced him to take a leave of absence from the radio. During the time when Rother was supervising the repair and of the church in Santiago, Ajtzip served as secretary on the committee for construction. He was active both as a catechist and as a member of Catholic Action / Acción Católica, serving in leadership roles in both groups in the mid-1980s. The Guatemalan bishops invited Ajtzip to be part of the delegation to Oklahoma for Rother’s beatification in September 2017, although the US Embassy denied his visa request.

A primary school teacher as well as an organizer, Ajtzip was instrumental in bringing schools both to new neighborhoods in Santiago and to a number of surrounding rural villages. He also was a key source for anthropologists Robert Carlsen and Sandra Orellana, authors of two of the most important books on the Tz’utujil community of Santiago, though for security reasons he kept his name out of their books.  

Juan Ajtzip’s desire to tell the story of his relationship to “Padre Apla’s” (as the people of Santiago affectionately refer to Blessed Stanley Rother) grows out of two concerns: (1) the steady erosion of the Mayan culture especially among young people in the face of pressures of globalization, (2) a continuing need for Rother’s social vision and openness to creative inculturation in the parish among Catholics. His hope is to encourage Tz’utujil Mayan pride in their cultural identity, while encouraging fellow Catholics – who are now so grateful for the Church’s recognition of the beloved pastor whose relics they now guard – to continue living out Padre Apla’s’s vision.
Juan Ajtzip fue el primer director maya de La Voz de Atitlán, una emisora de radio fundada por el equipo misionero de Oklahoma. Él cree que él mismo escapó al secuestro, la tortura y la muerte durante el período de mayor represión durante el cual Rother murió, solo porque una enfermedad lo obligó a ausentarse de la radio. Durante el tiempo en que Rother supervisaba la reparación y la iglesia en Santiago, Ajtzip se desempeñaba como secretario del comité de construcción. Estuvo activo tanto como catequista como miembro de Acción Católica, desempeñando funciones de liderazgo en ambos grupos. Esto sucedió durante los años ochenta. Los obispos guatemaltecos invitaron a Ajtzip a ser parte de la delegación a Oklahoma para la beatificación de Rother en septiembre del año 2017, aunque la embajada de Estados Unidos denegó su solicitud de visa.

Maestro de escuela pre-primaria como promotor comunitario, Ajtzip fue inspirado para construir nuevas escuelas en cantones en Santiago Atitlán, así como en aldeas y caseríos rurales. También fue una informante clave para los antropólogos Robert Carlsen y Sandra Orellana, autores de dos de los libros más importantes sobre la comunidad tz’utujil de Santiago, aunque por razones de seguridad mantuvieron su nombre fuera de sus libros.

El deseo de Juan Ajtzip de contar la historia de su relación con “Padre Apla’s” (la manera en que el pueblo de Santiago se refiere cariñosamente al Beato Stanley Rother) surge de dos preocupaciones: (1) la erosión constante de la cultura maya especialmente entre los jóvenes frente a las presiones de la globalización, (2) una necesidad continua de la visión social de Rother y su apertura a la inculturación creativa en la parroquia y la feligresía católica. Su esperanza es animar a los indigenas maya tz’utujil a enorgullecerse de su identidad cultural, mientras anime a sus compañeros católicos, agradecidos por el reconocimiento de la Iglesia del amado pastor y cuyas reliquias guardan, para continuar viviendo la visión del Padre Apla’s.